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Un asunto capital para el éxito

Un asunto capital para el éxito Para conseguir que un movimiento de nuestro polo ideológico ( el nacionalista y revolucionario ) consiga un éxito merecedor de tal nombre y posteriormente la conquista del poder es necesario revisar los postulados básicos que hicieron nacer nuestro mismo polo ideológico, es decir, el nacionalismo y la concepción de Nación.

El nacionalismo es un tema espinoso en España: es perfectamente posible ser nacionalista catalán, vasco, gallego o incluso andaluz. Lo que no es posible es ser nacionalista español sin ser defenestrado por los medios de comunicación y por la misma “opinión” pública, embutida en las cabezas burgueso-pensantes de la sociedad, y moldeada desde esos mismos medios de comunicación a merced de las esferas del poder y el capital.
El nacionalismo español es defendible perfectamente desde parámetros históricos y relativamente culturales; estos parámetros obedecen más a la definición de Nación nacida de las Revoluciones Burguesas ilustradas del siglo XVIII en Francia que a la concepción que nuestro polo ideológico ha tratado de defender. Jean Thiriart seguía el patrón clásico, pero involuntariamente quizás se embarcaba su concepción europeísta de forma parcial en la definición que la mayoría de nosotros defendemos: Nación como resultado del sustrato biológico y cultural, es decir, de los factores étnicos / sub-étnicos y tradicionales. Es la genética y el espíritu cultural lo que define a una Nación, y no la voluntad de serlo ni la creencia en ello.
Es por esta razón que si se pretende defender el nacionalismo español desde parámetros clásicos dentro del polo NR es contradictorio. Para defender un nacionalismo no sólo español, sino celtíbero, en el que cabe el Portugal y la España actuales, hay que remitirse a la definición nacional que expuse anteriormente: una nación definida por un sustrato común sub-étnico ( lo celtíbero ), y por ende cultural, que en el paso de los años ha conformado comunidades separadas, pero que la presión centralizadora ( y anti-identitaria ) que acabó forzando la “maquetización” ( la mezcla entre los pueblos de la Península ), conforman hoy en día una unidad camino de la homogeneidad. No por ello, debemos adoptar todos una cultura uniforme, que es lo que, a día de hoy, más nos diferencia entre los pueblos de la Península; debemos proteger la identidad de ellos y valorarla como contestación a la centralización borbónica por un lado, y contra la Globalización económico-cultural homogeneizante a escala mundial, por el otro.

Escrita a grandes rasgos esta introducción, el leit-motiv del escrito se abre paso: ¿ qué hacer para cosechar éxito ?

Como he empezado el escrito, en España no es posible hoy en día ser nacionalista español sin ser el blanco de todos los ataques de la política correcta, de los media y de los bienpensantes democráticos. Ante esto, defender el nacionalismo español como principal mensaje político desde cualquier organización es, técnicamente, un hara-kiri extra-lento de la misma, que acabará con su desaparición o olvido en la marginalidad más absoluta. Esta realidad desesperante no tiene que doblegar a los que así sientan su nacionalismo su idea ni su sentimiento, pero en los tiempos que corren, hay que ser maquiavélico hasta cierto punto, y saber actuar en la medida en que el éxito sea seguro. Si se pretende cambiar la sociedad totalmente, destruir el Sistema económico capitalista y reestructurar una nueva realidad hay que empezar por no mostrar todo el arsenal ideológico ni pretensito de golpe: primero, a la gente le asustaría; y segundo, le asustaría porque no lo entendería aún. El pueblo no está educado ni preparado para ello, no estamos en la etapa revolucionaria que deseamos. Todo llegará, pero sólo si nos esforzamos por introducir pequeñas luces dentro de sus mentes.
Estas luces no vendrán con una rojigualda atada al cuello, sino que deben venir por la necesidad: invocar el factor miedo, tal y como pretenden nuestros enemigos, pero con la diferencia en que nosotros ofrecemos esperanza y lucha, no pesimismo ni medidas orwellianas que subyugan aún más a las masas.
Quién vaya bien leyendo, habrá advertido dónde me dirijo: al terreno del mensaje político a invocar. El mensaje cabe desembarazarlo de nacionalismo, siendo posible “embarazarlo” de nuevo cuando los tiempos lo hagan posible. El mensaje del factor miedo es la inmigración masiva. Detrás de él, la reflexión del porqué ocurre tal fenómeno, que no es por delirios pan-arabistas, sino como fruto del mismo sistema económico, de la permisividad de los gobiernos en tanto que capitalistas y defensores del mercado libre y de la necesidad de los inmigrantes de sobrevivir. Y junto al mensaje del factor miedo, imponer a la par el mensaje de condena del Sistema: si esto sigue, es porque es más económico y rentable para los empresarios sin escrúpulos y para la misma macroeconomía ( a corto plazo ) esta realidad esclavizante y paupérrima, de la que los más perjudicados somos los europeos residentes en nuestra tierra. Y después de estos dos mensajes, el mensaje esperanzador: proponer soluciones radicales, que muchos compatriotas quieren y los gobiernos nunca quisieran, devolver la ilusión a la masa y, en ese momento, inyectar dosis de nacionalismo ( preferiblemente, europeo ).
No hay que olvidarse EN ABSOLUTO de la lucha social y revolucionaria: nuestro mensaje no puede anclarse en el factor miedo, porque debe explotarse también en la batalla campal contra la economía capitalista, en la denuncia del maltrato del pueblo por las relaciones de producción actuales, por la deficiencia del “Estado del Bienestar” y por su continua privatización, por la ineficacia del aparato estatal y su progresiva desamortización, contra el consumismo y la esclavitud del pensamiento, por el quebrantamiento de la servidumbre del interés y la nacionalización del crédito y/o de la banca según el momento, etcétera.

Resumiendo: se debe sustituir el nacionalismo español por el factor miedo inmigración, en primer término. Con esto, no sólo se atrae a los vestigios de la derecha del PP, sino a multitudes de gentes provenientes del voto a la “izquierda” del PSOE ( entre comillas, porque el PSOE ya no es de izquierdas, es de “derecha light” ), e incluso de lugares nunca sospechados ( pregunten a nacionalistas catalanes cómo les sienta la realidad multirracial-multicultural y obtendrán sorprendentes resultados, comprobado ).
Cuando este mensaje esté calado y el pueblo tome conciencia de la necesidad radical de cambio, cuando entienda los factores reales que provocan que el mundo funcione así de bastardamente, cuando consiga ver que el futuro de sus vidas y las de sus hijos sólo dependen de lo dispuestos a cambiar la realidad que ellos estén, entonces podremos introducir el factor nacionalista profundamente en su ser, que de forma gradual ya habremos ido inyectando, pero que en ese momento va a ser introducido totalmente. El Nacionalismo Europeo será el caballo de batalla, junto con la lucha social revolucionaria que exige el cambio, para destruir al Sistema desde su base, es decir, jugando a su tablero falsamente democrático y sin recibir reveses.

Salud y Revuelta

Jordi – Me ne frego !!!

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